Pierre Robertie nació en el corazón de París, en una pequeña buhardilla en el Quartier Latin, donde su madre, una apasionada perfumista, le enseñó desde niño el arte de capturar la esencia de la vida a través de los aromas. Su infancia transcurrió entre los pasillos de históricos ateliers y las bibliotecas donde devoraba libros sobre botánica, química y alquimia. Pero su verdadera fascinación no solo eran los perfumes: también sentía una profunda conexión con la luz y el fuego. Descubrió que las velas, además de iluminar, podían envolver un espacio en un aura perfumada, convirtiéndose en cápsulas de recuerdos y emociones.
Decidido a perfeccionar su talento, estudió en la École Supérieure du Parfum, donde se especializó en la creación de fragancias complejas y en la composición de velas perfumadas. Su obsesión por la armonía entre el aroma y la atmósfera lo llevó a trabajar con cereros artesanales de la Provenza y perfumistas de Grasse, aprendiendo técnicas ancestrales y fórmulas secretas que convertían la cera en un medio de expresión tan poderoso como un Eau de Parfum.
Tras años de perfeccionamiento, Pierre abrió su propio atelier en un rincón discreto de Le Marais, donde creaba fragancias exclusivas y velas que parecían contener la esencia misma de la memoria. Su reputación creció rápidamente entre los conocedores del arte olfativo, y su nombre se convirtió en sinónimo de elegancia, sofisticación y savoir-faire.
Hoy, Pierre sigue dedicando su vida a la búsqueda de la perfección aromática. Con cada perfume y cada vela que crea, invita a quienes los descubren a un viaje sensorial único, donde la fragancia y la luz se entrelazan para contar historias que trascienden el tiempo.